Imagínate estar en plena gozadora y que tu pareja diga “¡se rompió el condón!”. No es el fin del mundo, pero debes saber por qué se rompe el condón, cuáles son lo riesgos a los que te expones y lo que debes hacer.
El condón se ha convertido en el mecanismo de protección contra ITS más popular, pues reduce los riesgos hasta un 99%. Sin embargo, no está exento de presentar fallas; por ejemplo, que se rompa en pleno acto sexual.
Estudios afirman que los principales motivos por los que se rompe el condón son el uso incorrecto, no aplicar lubricante, la fecha de caducidad y mal estado, entre otros.
Aquí algunos consejos para que no se rompa el condón
Recuerda que, al colocar el condón sobre el pene, debes presionar con los dedos índice y pulgar la punta del preservativo (donde será almacenado el semen) y deslizarlo con suavidad hasta la base del pene, evitando la formación de bolsas de aire, pues facilitarán su ruptura.
El lubricante a base de agua es buen amigo del látex. Su objetivo es facilitar la penetración, reducir el dolor y posibles desgarres al interior del recto del pasivo —o en la vagina o recto de la mujer, en caso de que utilice juguetes sexuales— , y disminuir la fricción.
Sobre el empaque del condón está impresa la fecha de caducidad. Esta se verá afectada si el condón es expuesto a altas temperaturas o a condiciones no apropiadas… ¡la cartera no es buen lugar para guardarlo!
¡Se rompió el condón! ¿Ahora qué hago?
Para tener sexo, debes conocer el estado de salud de tu pareja. Este es el primer paso para reducir el riesgo de contraer alguna ITS.
Si ya están en plena gozadera y se rompió el condón, lo primero que deben hacer es la limpieza de los genitales. Ya sabes: con agua y jabón, evitando hacer movimientos bruscos que puedan ocasionarte pequeñas lesiones, pues te expones a que bacterias ingresen a tu organismo.
En caso de que creas estar en riesgo de contraer alguna ITS, debes acudir inmediatamente a una clínica donde te harán las evaluaciones pertinentes y empezar un tratamiento médico.
Tratamientos de PrEP y PEP
Existen tratamientos para reducir el riesgo de contraer alguna ITS, especialmente el VIH. Ojo: estos solo son para personas que no viven con el virus.
Profilaxis PreExposición (PrEP). Es un tratamiento preventivo que consiste en la toma de medicamentos antirretrovirales (Tenofovir y Emtricitabine) para reducir la posibilidad de contraer el VIH. Estos medicamentos deben tomarse todos los días, generalmente por mes, antes de cualquier exposición.
La efectividad de la PrEP es muy alta, pues reduce hasta un 90% el riesgo de contraer el VIH a través de las relaciones sexuales y un 70% a través de jeringas que han sido utilizadas por personas que viven con el virus.
Profilaxis PostExposición (PEP). Como su nombre lo indica, el tratamiento empieza después de presentarse una exposición de alto riesgo al VIH, disminuyendo la posibilidad de contraerlo.
Si has tenido relaciones sexuales con una persona que vive con VIH, con alguien de quien no conoces su estado de salud o compartido jeringas, debes empezar inmediatamente el tratamiento, y no después de 72 horas como se cree.
Estar informado siempre es la mejor herramienta para saber cómo actuar y para evitar cualquier problema.