Un hombre gay de 30 años que trabaja en un rascacielos en Sydney asegura que ir a trabajar en tacones le hace sentir seguro, invencible y poderoso.
El deporte y la empresa son dos de los terrenos donde tradicionalmente la homofobia ha enraizado más, y dentro de las empresas es el sector financiero el que se muestra a la cabeza en discriminación y prejuicios contra la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales.
A pesar de ello, un hombre no ha reprimido su pasión por vestir tacones para ir a trabajar en su poco embriagador mundo de la industria financiera. Se trata de Ashley Maxwell-Lam, que trabaja en un rascacielos de Sydney (Australia), quien ha declarado que le encanta usar los tacones para trabajar porque le hacen sentirse “poderoso”.
La decisión de subirse a diario a unos tacones de aguja de hasta seis centímetros de altura llegó tras inspirarse en una compañera de trabajo que le dijo que caminar en tacones le hacía sentirse más segura y fuerte. Y así se siente ahora Ashley. “Resulta poderoso. Nadie espera ver a un hombre de metro ochenta de estatura caminando sobre tacones de aguja de seis pulgadas”, ha declarado a un periódico australiano.
Tras plantearse usar zapatos de tacón diseñados para mujer, se dirigió a una tienda de zapatos y se los probó. “Me sentía seguro, invencible y poderoso, como si pudiera enfrentarme a cualquier cosa y hacer cualquier cosa”, ha asegurado Ashley. Ahí comenzó la aventura de este joven empresario financiero que combina perfectamente tacones diseñados para mujer con trajes diseñados para hombre.
Recalca que no desea convertirse en mujer, simplemente le encanta el contraste entre masculinidad y feminidad que hace que las personas “cuestionen las cosas”. Y concluye que: “No quiero obligar a la gente a que me acepte, no es un acto de desafío o agresión. Es simplemente porque me encanta. Y si un chico o una chica queer en mi oficina me ven deambulando y piensan que pueden ser un poco más ellos mismos, puedo dejar este mundo con la cabeza en alto “.