El poder de la audiencia LGBT en los medios
Los contenidos evolucionan a pasos agigantados y se vuelven más incluyentes. Y el poder, ahora más que nunca, se puede ver en manos del consumidor.
El poder de las televisoras en México siempre fue claro e indiscutible. Los medios de comunicación y su influencia a nivel social eran algo evidente y parecían no tener límite, pero ahora todo ha cambiado y un giro drástico a la moneda expone una realidad difícil de digerir para muchos de estos medios.
La llegada de las redes sociales, los servicios de vídeos y las plataformas de streaming que compiten entre sí constantemente, arrancó de las pantallas a las nuevas generaciones. Y en un intento desesperado hicieron lo que se necesitaba desde un principio: escuchar a su audiencia.
Así, por un intento de llegar a más consumidores, de tocar temas tabú, de vender más, o un posible conjunto de todo, llegaron contenidos más abiertos y reales a las pantallas. Las historias clichés de los gays se quitaron de la mesa y ahora la propuesta es mejor digerible, pues no solo se trata de apertura, sino de una forma diferente, cercana y real de contar las historias.
Y ahí es donde las nuevas generaciones están, dándole una segunda oportunidad a quienes por tantos años exageraron y desinformaron sobre la realidad de los LGBT. Las nuevas plataformas y los medios tradicionales no tienen un camino fácil, su audiencia es exigente.
Ahora se exige calidad, historias reales y cercanas. Los dramas, que forman parte de los contenidos, ahora se tocan de forma diferente. La homosexualidad asociada al pecado, a la desgracia o a las infecciones de transmisión sexual, van yéndose por la puerta de atrás, ocultos, casi como si nunca hubieran llegado. (Spoiler: la gente no olvida.)
Las audiencias han tomado el poder de los medios. Hace unos días, en la producción de Mi marido tiene más familia de Televisa, se mostraba una intro que disgustaba al espectador. No era más que unos segundos de un beso HETEROSEXUAL con un personaje que dentro de la misma trama es gay.
El beso causó descontento en los seguidores del formato, quienes en redes sociales convocaron a un boicot importante para la producción, logrando que los números de seguidores en las plataformas digitales y la furia en los comentarios de las publicaciones mismas, resaltaran de forma significativa. Pronto, el fragmento en la intro se quitó.
Y así, ejemplos como este hay y habrá. Las nuevas audiencias son quienes deciden sobre los contenidos, el poder de estos gigantes de las comunicaciones depende, ahora más que nunca, de su público. ¿Ya lo tendrán claro?