Una investigación realizada por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENSEX), demostro que miembros de la comunidad LGBTI en Cuba han confesado no haber culminado sus estudios debido a situaciones de acoso homofóbico en las escuela.
Reporta la agencia IPS que el informe fue elaborado por cinco investigadoras y se trata de un estudio retrospectivo sobre violencia homofóbica y transfóbica en la trayectoria escolar de activistas LGBTI.
Las investigadoras utilizaron los testimonios de 90 individuos adultos de La Habana, Villa Clara y Santiago de Cuba, miembros de las redes comunitarias acompañadas por el CENESEX.
Del grupo de estudio, 22 individuos confesaron haber abandonado los estudios en algún punto de su trayectoria escolar, reincorporándose solamente nueve de ellos. Estos últimos fueron en su mayor parte personas trans que perseguían un título de bachiller.
La edad promedio del abandono de estudios fue 16,6 años, la edad en la que comienza el preuniversitario. En la mayoría de los casos se trata de personas trans.
Trece de los que abandonaron los estudios dijeron que, en su momento, la decisión surgió a partir de situaciones de violencia en el espacio escolar. Los abusos se concentraron en personas trans y mujeres lesbianas.
Entre las manifestaciones más comunes del acoso se contaron las burlas e insultos, seguidas por las amenazas, maltratos físicos, ignorarles y robarles pertenencias.
“No hay ningún lugar del ámbito escolar que escape del fenómeno”, señala el informe.
Los horarios de mayor peligrosidad fueron la salida y entrada a la escuela, el tiempo entre clases y el receso en el patio de los centros de estudio.
Mientras tanto en las escuelas de régimen interno fueron los baños y los albergues los espacios de mayor ocurrencia abusos, con agresiones verbales y físicas.
Por su parte las instituciones educativas respondieron a estas acciones con el cambio de régimen de estudios o en el aislamiento de las víctimas, recoge el informe, precisando además que las redes de apoyo dentro de la escuela fueron prácticamente inexistentes. La tendencia ha sido normalizar las situaciones de violencia, añade.
Los atacante o acosadores fue por amplio margen el propio estudiantado. Le siguieron profesores, personal de apoyo y los propios familiares de las víctimas.