8 momentos incómodos con tu ligue ( relación amorosa pasajera ) de la app
¡No digas que no! A todos nos ha tocado vivir alguno de estos momentos incómodos cuando decidimos salir con un ligue de la app.
A veces pasa que estamos en un día de ocio, aburridos y cansados de la soledad o de la compañía de la mano amiga —guiño, guiño—, y decidimos aventurarnos en el mundo de las apps de ligue. Ya sea para encontrar el amor, amigos, un encuentro casual o lo que se dé. Y en el mejor de los casos hasta con anillo terminas —de compromiso mal pensados—, pero a veces nos toca vivir momentos incómodos con el ligue.
Aquí te en listamos cuales son los 8 momentos más incómodos que nos ha tocado vivir al salir con un ligue de la app. Y también te decimos qué hacer.
Actuar como si fueran novios
Resulta que ya acordaron verse, llegas muy feliz y ¡traz! Ya está ahí con el mariachis y bandas, las flores y hasta el juez para casarlos. Está bien que se porten lindos y atentos. Quizá su intención es tener una relación, pero no exageren, homosexuales. Consejo: no sean intensos, trátense lindo y con cariño, pero tampoco se den el anillo desde el principio ¡y menos se propongan matrimonio!
Quedarse en silencio
Esto es algo que ocurre muy comúnmente. Durante sus pláticas en las app todo fluye perfecto, hablan hasta de la teoría de la relatividad y planean su expedición al Amazonas. Pero todo cambia cuando deciden verse en persona. De repente se quedan callados y esa conversación tan buena se queda en la app. Esto sí es un silencio incómodo. Consejo: preparen algún tema de conversación, mencionen las cosas que ya habían platicado. Pero, por favor, ¡no se queden callados!
Salir con un yo-yo
Esta situación es la contraparte de la anterior. De repente uno de los dos se envuelve en una plática eterna de sí mismo: que si su trabajo, que si su familia, que cuánto tiempo va al gimnasio… Y el otro no más está ahí, escuchando la autobiografía de su ligue, callado e ignorado. Consejo: detén su plática y también cuéntale de ti, una cita es para que se conozcan, no para que le hagas un documental.
Hacerla de psicólogo
Cuando sales en una cita normalmente le tomas confianza a esa persona y le platicas asuntos personales. Está bien querer dar tu apoyo y ayudarle, pero una cosa es apoyar y otra muy distinta es salir y terminar en una sesión de terapia emocional, donde además tu ligue quiere que le resuelvas sus problemas. Consejo: escucha y da un consejo, pero si ves que solo te ocupa para su terapia, aléjate.
Salir con el juzgón
Esto además de ser incómodo, puede resultar molesto. Llegas muy contento a ver al que crees que será el amor de tu vida y resulta que nada le parece y todo critica, que el lugar al que fueron está feo… y algunos hasta tienen la osadía de juzgarte. Consejo: termina esa cita por lo sano y retírate, no mereces esa negatividad en tu vida.
Dar la vuelta… literalmente
Por favor, mis queridos homosexuales, que esto no les ocurra. Llega el esperado día para ver a tu príncipe azul —o a la chica que te quita el sueño—, se quedan de ver en la Glorieta de Insurgentes y lo único que hacen es dar vueltas y vueltas hasta que ambos se aburren y la cita de cuento de hadas se vuelve aburrida. Consejo: preparen algún plan, platiquen a dónde irán, para que no terminen aburridos y cansados.
Andar con la inventada
A ver, está prohibidísimo mentirle a su ligue para impresionarlo, porque al final se dará cuenta de que andamos inventando nuestra vida. Dejen ustedes lo incómodo, también piensen en el ridículo que harán. A veces pasa que sales con un ligue y resulta que ya escribió cinco libros, tiene diez casas en Europa y hasta encontró la fuente de la juventud —oseaaa—. Consejo: no lo hagan, y si les toca salir con alguien así, huyan y no miren atrás. Si eso es al principio, ¡imagínense después!
Hacer de la cita un encuentro casual
No está mal acordar tener sexo con alguien que conociste en una app. Después de todo, hay algunos a los que no se les niega la caricia. Lo que sí está mal es engañar a una persona e invitarla a “cenar” y que la cena sea el ligue. La otra persona no es un juguete sexual ni mucho menos. Consejo: sean honestos, y si solo quieren liberar sus más bajas pasiones, díganlo.