Un análisis mostró que el porcentaje de usuarios bisexuales aumenta conforme lo hace el número de horas de visionado de este tipo de material.
Ver porno con regularidad puede hacer que te replantees tu sexualidad. Eso es, al menos, lo que se desprende del Informe sobre sexualidad digital elaborado por el portal pornográfico xHasmter. Un trabajo en el que participaron 11 mil usuarios habituales de esta plataforma y que concluye que aquellos que más pornografía consumen más probabilidades tienen de sentirse atraídos por ambos sexos.
Según recoge este estudio, el 22.36 por ciento de quienes recurren frecuentemente al cine X se considera bisexual, el 4.05 por ciento homosexual y el 1.09 por ciento asexual. A pesar de que la inmensa mayoría de contenidos para adultos está claramente dirigida al público heterosexual, sólo el 67.77 por ciento de quienes disfrutan con este tipo de producciones se califica como tal.
No obstante, es al segregar a sus visitantes por niveles de consumo cuando se aprecia el dato más llamativo: el porcentaje de usuarios bisexuales aumenta conforme lo hace el número de horas de visionado. Un 13.09 por ciento de quienes ven porno una vez a la semana se declara bisexual; un 19.73 por ciento de quienes lo hacen varias veces a la semana; un 23.01 por ciento de quienes acuden al porno diariamente; y un 27.46 por ciento de quienes lo abrazan varias veces al día. Estos datos confirmarían la relación existente entre el consumo de porno y el desarrollo de una sexualidad más fluida, es decir, más abierta y cambiante.
En palabras de Alex Hawkins, vicepresidente de xHamster, “lo que este estudio viene a probar es una correlación, no una causalidad. Parece que aquellos que consumen porno asiduamente tienen una visión mucho más global de lo que es la sexualidad en todas sus vertientes”. Muy en la línea de las tesis del sociólogo Ritch Savin-Williams, quien comprobó que “ninguna persona es 100 por ciento heterosexual ni homosexual”, Hawkins cree que su estudio viene a corroborar que “cuanto más porno vemos mayor es la probabilidad de que nos topemos con algo nuevo que nos excite y que acabemos comprobando que quizás no seamos tan heterosexuales o tan homosexuales como creíamos”. Cómo influye el porno en nuestra vida sexual Sobre este asunto, la psicóloga Amparo Calandín, galardonada con el Doctoralia Award 2018 de su especialidad, explica que “algunas personas al ver otras variantes de sexo antes desconocidas pueden darse cuenta de que aquello les atrae, pero no por repetición finalmente lo desean.
En principio, lo que plantean es el aprendizaje por repetición o modelado, pero eso funcionaría para aprender las prácticas sexuales que se presentan, nunca para modificar tu inclinación sexual que es algo más profundo y que no puede modificarse de manera tan superficial”. Si algo está claro, como apunta la psicóloga y sexóloga del Centro L’amor, Laura Montero, es que “la pornografía no es inocua”.
“Cuando vemos pornografía nuestro cerebro libera gran cantidad de dopamina a la que, como sucede con las drogas, se acaba desarrollando una tolerancia. Eso significa que, a la larga, nuestro cerebro necesita más contenido o contenido de otro tipo para conseguir la misma cantidad de excitación. De esta forma, cuando una persona con 14 años comienza a ver pornografía su sistema de recompensa va modificándose, necesitando nuevos estímulos para sentir la misma excitación, por lo que con gran probabilidad llegue a contenidos más variados como homosexuales, más agresivos, con animales, etc. sin que necesariamente haya un verdadero cambio en la orientación sexual. Porque la orientación sexual es hacia donde dirijo mi deseo (hombre, mujer, ambos) y no aquello que me genera excitación, ya que son dos procesos diferentes”, asegura.
En definitiva, como subraya Montero, “es posible que una persona, tras sentirse excitada viendo cierto contenido pornográfico, pueda llegar a plantearse o le surjan dudas sobre su orientación, pero que sientas excitación o fantasees con probar una determinada práctica sexual no significa necesariamente que cambie tu orientación sexual”. Como dijo el doctor Robert Epstein, “la mayoría de las personas experimentan algún grado de atracción hacia personas del mismo sexo en algún momento. En una sociedad completamente libre de estigma de orientación sexual, la mayoría probablemente sería bisexual”.