Ser hombre gay pasivo y sufrir de hemorroides es una combinación de la que poco se habla por lo embarazoso del tema. Sin embargo, la patología hemorroidal es uno de los procesos patalógicos más comunes en el mundo occidental (5% de la población la padece).
Se desconocen estadísticas de cuántos hombres homosexuales pasivos que la padecen, sin embargo, la búsqueda “soy gay y tengo hemorroides” es una de las populares en google. ¿Eres parte de esta estadística? Quizás te interese saber algo más del tema.
¿Qué son las hemorroides?
Consisten en dilataciones de las estructuras vasculoeslásticas que almohadillan el canal anal, y que tienden a sangrar, a prolapsarse o ambas cosas a la vez. Se cree que su función es contribuir a un mejor cierre del ano, previniendo con su cambio de volumen el filtrado de materia fecal.
Clasificación de las hemorroides
Según localización:
Internas.
Externas.
Mixtas.
Según gravedad:
Grado I: No prolapso.
Grado II: Prolapso al defecar. Reducción espontánea.
Grado III: Prolapso espontáneo. Reducción manual.
Grado IV: Persiste prolapso no reductible. Es esta última clasificación que nos permite establecer una indicación terapéutica.
Causas y factores predisponentes
Herencia.
Alteraciones del hábito evacuatorio (estreñimiento, esfuerzos defecatorios, diarrea).
Hiperfonía anal.
Posición erecta.
Enfermedades sistémicas.
Síntomas
El síntoma más frecuente es sin duda la rectorragia, generalmente de sangre roja viva que mancha el papel higiénico o gotea trans la deposición. Otros síntomas son prurito y manchado mucoso, apareciendo dolor en crisis aguda o asociado a otras patologías.
Es de suma importancia descartar otras enfermedades durante la exploración como por ejemplo, cáncer de recto.
Presentación clínica
La trombosis hemorroidal externa se produce tras la salida de sangre de una vena del plexo hemorroidal externo, produciendo un coágulo en la región perianal. Habitualmente ocurre tras un esfuerzo defecatorio y se cree en relación con un espasmo esfinteriano. El paciente refiere dolor intenso y puede requerir la evacuación del coágulo.
El prolapso hemorroidal trombosado es más frecuente y se produce por la dificultad de reducción de las hemorroides que quedan aprisionadas por el aparato esfinteriano, lo que dificulta el retorno venoso y ocasiona edema-inflamación de la zona. Este acontecimiento tiende a ser reincidente y debe ser tratado quirúrgicamente una vez se solucione el cuadro agudo.
Es frecuente la aparición de síntomas agudos tras deposición con heces duras o irritación química (picantes, cafeína, alcohol…), los cuales pasarán si hay un cambio en la dieta (medidas conservadoras). Si los síntomas agudos persisten, es necesario consultar un médico.
Tratamiento médico
Este engloba desde consejos dietéticos (aumento de la ingesta de agua y fibra, no consumir bebidas o alimentos que produzcan estreñimiento) hasta la utilización de laxantes y agentes formadores de bolo fecal si hay alteraciones defecatorias o cremas y pomadas tópicas para aliviar la sintomatología local. Existen procedimientos realizados en la consulta (escleroterapia, ligadura con banda elástica y fotocoagulación) que lo que pretenden es fijar la mucosa rectal bajo el músculo adyacente, siendo el tejido cicatricial resultante el que previene el prolapso, mejorando la sintomatología
Tratamiento quirúrgico
No siempre se requiere cirugía. De hecho, ella solo se requiere en alrededor de un 10% de los pacientes con enfermedad hemorroidal. Para ello se conocen tres técnicas, las cuales varían en lo invasivo, el dolor postoperatorio y el tiempo de recuperación:
Hemorroidectomía: Se elimina el tejido problemático sin afectar los esfínteres anales.
Hemorroidopexia con grapadora: supone la resección circunferencial de un anillo de mucosa retal por encima de las hemorroides empleando un dispositivo de sutura denominado PPH, que hace esta forma que las hemorroides pasen a su posición original.
La ligadura de la arteria hemorroidal guiada por doppler: consiste en la localización de las ramas terminales de la arteria hemorroidal superior y su posterior ligadura con puntos transfixivos, lo que hace que las hemorroides se “sequen”.
Ser pasivo y tener hemorroides
Las relaciones anales no son lo mejor para las hemorroides porque siempre suponen un cierto grado de traumatismo en la zona. Sin embargo, de acuerdo con algunos especialistas, si no molestan, se puede continuar con ellas. No hay reglas fijas en este sentido. Sin embargo, la mayoría de ellos parecen estar de acuerdo en que tener una relación anal puede irritar las hemorroides unos días. Si pasada una semana persisten las molestias, lo más adecuado es que se visite a un especialista.
Por otro lado, los doctores que realizan este tipo de operaciones suelen decirle a los pacientes homosexuales pasivos que pasado un periodo de convalecencia pueden retomar su vida sexual normal. Dentro de que una relación anal siempre es algo en parte “traumático” para el ano, así que lo que debe haber es suficiente paciencia, relajación y lubricación para evitar problemas.