2 jóvenes denunciaron que, luego de perseguirlos y amedrentarlos con Itacas para detenerlos sin motivo, oficiales de la policía santafesina se metieron a la casa de uno de ellos, los golpearon, y llevaron a la comisaría 12 de Santo Tomé, donde la violencia recrudeció cuando supieron que eran gays.
Denunciaron que, en la madrugada del 24 al 25 de marzo, luego de perseguirlos y amedrentarlos con Itacas para detenerlos sin motivo, oficiales de la policía provincial de Santa Fe se metieron a la casa de uno de ellos, los golpearon, al igual que a la hermana del dueño de casa, y luego se llevaron a los tres a la comisaría 12 de Santo Tomé. Una vez allí, la agresión de los policías –que los golpeaban e insultaban—recrudeció y se volvió homofóbica cuando escucharon que los chicos eran pareja. Los policías retuvieron a los jóvenes hasta la tarde, cuando les “abrieron una causa por desacato a la autoridad”, contó a este diario Alexis Do Santos, uno de los denunciantes. El argumento de los policías, añadió, fue que él y su novio, Nahuel Taborda, se resistieron a ser revisados a la madrugada, cuando llegaban a la casa y el patrullero se detuvo detrás de ellos. La denuncia fue radicada ayer en la Dirección Provincial de Asuntos Internos de Santa Fe, dependiente del área civil del ministerio de Seguridad, que lleva adelante la investigación junto con la fiscalía especializada en Delitos Complejos y Violencia Institucional. Por el caso hay 16 policías imputados, confirmó a este diario Do Santos. “La actuación de los agentes es injustificable, está reñida con lo que debe ser una fuerza policial de la democracia. En su descargo, dos de los agentes dicen que los jóvenes los agredieron con una linga, una cadena de moto, y que por eso reaccionaron. Ni siquiera eso, si hubiera sucedido, lo justifica. Hay un hecho de violencia institucional, de abuso de fuerza policial claro”, señaló en diálogo con este diario el subsecretario de Políticas de Diversidad Sexual provincial, Esteban Paulón, cuya área acompaña e impulsa la denuncia y el pedido de investigación.
Dos jóvenes denunciaron que, en la madrugada del 24 al 25 de marzo, luego de perseguirlos y amedrentarlos con Itacas para detenerlos sin motivo, oficiales de la policía provincial de Santa Fe se metieron a la casa de uno de ellos, los golpearon, al igual que a la hermana del dueño de casa, y luego se llevaron a los tres a la comisaría 12 de Santo Tomé. Una vez allí, la agresión de los policías –que los golpeaban e insultaban—recrudeció y se volvió homofóbica cuando escucharon que los chicos eran pareja. Los policías retuvieron a los jóvenes hasta la tarde, cuando les “abrieron una causa por desacato a la autoridad”, contó a este diario Alexis Do Santos, uno de los denunciantes. El argumento de los policías, añadió, fue que él y su novio, Nahuel Taborda, se resistieron a ser revisados a la madrugada, cuando llegaban a la casa y el patrullero se detuvo detrás de ellos. La denuncia fue radicada ayer en la Dirección Provincial de Asuntos Internos de Santa Fe, dependiente del área civil del ministerio de Seguridad, que lleva adelante la investigación junto con la fiscalía especializada en Delitos Complejos y Violencia Institucional. Por el caso hay 16 policías imputados, confirmó a este diario Do Santos. “La actuación de los agentes es injustificable, está reñida con lo que debe ser una fuerza policial de la democracia. En su descargo, dos de los agentes dicen que los jóvenes los agredieron con una linga, una cadena de moto, y que por eso reaccionaron. Ni siquiera eso, si hubiera sucedido, lo justifica. Hay un hecho de violencia institucional, de abuso de fuerza policial claro”, señaló en diálogo con este diario el subsecretario de Políticas de Diversidad Sexual provincial, Esteban Paulón, cuya área acompaña e impulsa la denuncia y el pedido de investigación.
Alrededor de la 1 de la madrugada del domingo, Do Santos llegaba en auto al portón de su casa, que Taborda, llegado unos minutos antes en su moto nueva, mantenía abierto para que pasara. En ese momento, los jóvenes, de 29 y 21 años respectivamente, escucharon que los policías de un patrullero que se había detenido en su calle les daban “la voz de alto”. “En el camino, antes de llegar a mi casa, los crucé, el móvil policial venía enfrente mío, pero como no estoy perseguido, para mí era un auto más. Cuando estaba cerrando el portón, bajaron ellos de mala forma, con las Itacas en la mano, nos dijeron de mala forma ‘vengan para la calle’. Le dije a Nahuel ‘vamos a ver qué quieren, pero no salgo’”, y cerró el portón, recordó Do Santos. El joven, añadió, ofreció a los policías las llaves de su auto para revisarlo, si eso querían, y advirtió que podrían entrar en su casa sólo disponían de orden de allanamiento para hacerlo. Los jóvenes y los dos policías eran “los únicos en la calle”, recordó, cuando uno de los uniformados se acercó al portón, metió el brazo entre los barrotes y lo agarró del cuello “muy nervioso, me quería sacar afuera de casa”. “Cuando me defiendo, lo empujo, y entonces los policías largan dos escopetazos, tiran al aire, y sacaron después la 9 milímetros, el arma reglamentaria de ellos. Nahuel y yo empezamos a gritar que si sabían lo que estaban haciendo, que era una locura. Y atrás de ellos en ese momento empezaron a caer móviles, motos, del comando”, añadió.
Por los gritos y los disparos, la hermana de Do Santos, que vive a tres casas de distancia, se acercó y comenzó a grabar con su teléfono celular videos de lo que pasaba. Ella ingresó en la casa, y los policías aprovecharon el momento para meterse: “como nos resistimos a salir, entraron todos, nos golpearon y nos llevaron a la comisaría”.
Una vez en la sede policial, las agresiones se volvieron más crudas. “Cuando se enteraron de que éramos gays, a mí me manosearon la cola, de paso que me pegaban. A mi pareja, que se tiraba encima mío para defenderme de los golpes, porque yo tengo discapacidad del 75 por ciento por otro episodio de violencia policial que no me animé a denunciar en su momento, le retorcieron los genitales. Nos golpearon arriba de la mesa. Un banco que había lo rompieron con nuestros cuerpos. A mi hermana la tenían esposada en un pasillo, y no podían tenerla ahí porque eran todos policías masculinos”, señaló Do Santos. Mientras los agredían, los policías proferían insultos homofóbicos”.
Los jóvenes fueron liberados a las cinco y media de la tarde del 25. A Taborda “le sustrajeron la moto nueva, no se la devolvieron todavía. Dicen que es robada, pero tenemos los papeles, está recién sacada de la concesionaria”.
Do Santos dice que él, su novio y su hermana tienen miedo. “Nos amenazaron de muerde si decíamos algo, pero denunciamos por el abuso que hicieron contra nosotros. Si ves cómo estoy dañado, entendés que esto no es para dejarlo pasar. Soy jubilado por discapacidad y por todo esto perdí un turno que tenía desde hacía un año con la ART, mi pareja puede perder el trabajo en el mayorista de repuesto para autos porque hace tres días que no va a trabajar. Esperamos que se haga justicia, que esto no quede así. Creo que soy una llave de esa puerta que se está abriendo para que se destape todo”, explicó el joven.