Japón es un país de contrastes. Es un país moderno y vanguardista para unos temas, pero tremendamente conservador para otras. Por ejemplo, en lo que respecta a la igualdad LGBT, Japón está a la cola de los países desarrollados. Por eso hemos querido destacar los resultados de esta encuesta publicada ayer en los medios nipones que asegura que la mayoría de los ciudadanos japoneses aprueba la legalización del matrimonio igualitario, siempre que no se casen dos amigos suyos.
Concretamente, el 51,1% de los japoneses apoya la legalización, frente al 41,3% que se opone. Una cifra que viéndola así, en frío, parece positiva, pero que esconde un terrible e inquietante transfondo. Si de entrada vemos que algo más de la mitad de los encuestados aprobaría una hipotética legalización del matrimonio entre dos personas del mismo sexo, hay una cifra muy similar, del 51,7%, que reconocen que todavía se sienten incómodos ante dos hombres que mantienen una relación, sobre todo si esto pasara entre amigos suyos. En el lado contrario, hay un 43,8% que afirma que le da igual que dos hombres mantengan una relación.
La cifra de aceptación disminuye de forma drástica cuado se les pregunta por las relaciones sexuales entre hombres. De hecho, entre los que no ven con malos ojos que dos hombres puedan tener una relación sentimental, hay un 60% que afirma que se siente incómodos con la idea de que dos hombres puedan acostarse. Además, un 30% de ellos afirma que se sentiría incómodo si se enterara que algún amigo suyo es homosexual. Contrasentidos que demuestran cuanto queda todavía por hacer en Japón en materia de igualdad LGBT.
En el caso de una relación entre dos mujeres, el porcentaje de aceptación se eleva hasta el 56%, no sé si por que incomoda menos a los hombres, o por las fantasías sexuales habituales de los hombres heterosexuales con respecto a que dos mujeres se líen. Respecto a las personas transexuales, las cifras esconden la misma doble moral que veíamos en el tema de los relaciones entre gays.
De entrada, a un 60% de las personas encuestadas no les importa tener a conocido o a un compañero de trabajo transexual, pero las cifras se invierten cuando se les pregunta si el transexual fuese un familiar o un amigo, ya que hasta a un 70% de las personas encuestadas no les gustaría tener que verse en esta encrucijada.